Me gustan las cuentas atrás.
Son una buena herramienta para saber dónde me encuentro en relación temporal con un objetivo, y me ayudan tanto a tomar decisiones, como a contextualizar y poner en perspectiva avances y contratiempos.
Por eso tengo instalada en el teléfono móvil una App de cuenta atrás, que, a través de un bonito widget en la pantalla principal, en la primera que se ve, me informa permanentemente de los días que faltan para las elecciones a la presidencia de la SEFH.
El otro día alguien me urgía, ¿dónde está la candidatura?, ¿quiénes forman parte de ella? A veces estos comentarios me agobian un poco, quizá porque no son aislados. No sé, quizá tengan razón y tendríamos que estar ya mareando por el mundo, pero en esos momentos miro mi móvil y veo que faltan 220 días. Y tomo perspectiva.
También pueden ser un arma de doble filo. Quizá no haces todo lo posible, porque faltan 220 días. Quizá.
Pero si te has fijado en los títulos de las entradas de este Diario, hay activa también otra cuenta diferente, otra perspectiva, la cuenta hacia delante. Llevo 89 días desde que anuncié mi decisión de presentarme, y faltan 220 días para las elecciones. Solo yo sé el esfuerzo emocional ya invertido, la situación real, y los apoyos acumulados.
En esta maratón de 309 días en la que no hay medalla para el número dos, vamos por el kilómetro 12.
Y tú, ¿usas las cuentas atrás?
Faltan 220 días.
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Me gustan las cuentas atrás.
Son una buena herramienta para saber dónde me encuentro en relación temporal con un objetivo, y me ayudan tanto a tomar decisiones, como a contextualizar y poner en perspectiva avances y contratiempos.
Por eso tengo instalada en el teléfono móvil una App de cuenta atrás, que, a través de un bonito widget en la pantalla principal, en la primera que se ve, me informa permanentemente de los días que faltan para las elecciones a la presidencia de la SEFH.
El otro día alguien me urgía, ¿dónde está la candidatura?, ¿quiénes forman parte de ella? A veces estos comentarios me agobian un poco, quizá porque no son aislados. No sé, quizá tengan razón y tendríamos que estar ya mareando por el mundo, pero en esos momentos miro mi móvil y veo que faltan 220 días. Y tomo perspectiva.
También pueden ser un arma de doble filo. Quizá no haces todo lo posible, porque faltan 220 días. Quizá.
Pero si te has fijado en los títulos de las entradas de este Diario, hay activa también otra cuenta diferente, otra perspectiva, la cuenta hacia delante. Llevo 89 días desde que anuncié mi decisión de presentarme, y faltan 220 días para las elecciones. Solo yo sé el esfuerzo emocional ya invertido, la situación real, y los apoyos acumulados.
En esta maratón de 309 días en la que no hay medalla para el número dos, vamos por el kilómetro 12.
Y tú, ¿usas las cuentas atrás?
Faltan 220 días.