«García, a la pizarra».

Cuando te apellidas García, aparecen cosas curiosas de las que ocuparse. Quieras o no, solo en España ya existen un millón y medio más de personas que lo comparten. Vamos, que diferenciarte por tu apellido es complicado.

Esto lleva a que muchas veces te llamen por tu segundo apellido, en mi caso Pellicer, que hace más factible, aunque no demasiado, que te puedas diferenciar algo. Esto me pasaba en el colegio, en la universidad, en la mili, y posteriormente, en mi vida profesional.

Pero con esta fórmula, se obvia a mi padre, y no me convence, no me siento plenamente identificado, ya que quiera o no, me parezco mucho a él.

Así las cosas, suele haber dos opciones. Utilizar siempre los dos apellidos, cosa que hago cuando me refiero a alguien con un primer apellido común, o bien, utilizar el nombre y los dos apellidos, que es lo que realmente me gusta y en lo que he basado mi marca personal.

Pero la realidad es terca, y estas fórmulas no las emplea todo el mundo, y cada vez menos, en este mundo de prisas y simplificación máxima.

Por eso, un día se me ocurrió la solución «genial», adoptar la fórmula que empleaba un profesor que tuve de química orgánica en la facultad, que era «G.Pellicer». Me gustaba, estaban presentes mi padre y mi madre, era corto y me permitía una diferenciación sencilla. Hasta que alguien que sabe más que yo de comunicación, me dijo claramente que sonaba raro, y que iba a ser foco de todo tipo de comentarios jocosos. Y no creas, que casi me animó más a usarlo, pero al final decidí que no.

Pues eso, que a partir de ahora me verás en Twitter y en Instagram como @JGarciaPellicer. Ya ves, cosas de las que alguien con un apellido más diferencial no tiene que ocuparse.

Y a ti, ¿cómo te ayudan tus apellidos en tu marca personal?

Faltan 251 días.

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«García, a la pizarra».

Cuando te apellidas García, aparecen cosas curiosas de las que ocuparse. Quieras o no, solo en España ya existen un millón y medio más de personas que lo comparten. Vamos, que diferenciarte por tu apellido es complicado.

Esto lleva a que muchas veces te llamen por tu segundo apellido, en mi caso Pellicer, que hace más factible, aunque no demasiado, que te puedas diferenciar algo. Esto me pasaba en el colegio, en la universidad, en la mili, y posteriormente, en mi vida profesional.

Pero con esta fórmula, se obvia a mi padre, y no me convence, no me siento plenamente identificado, ya que quiera o no, me parezco mucho a él.

Así las cosas, suele haber dos opciones. Utilizar siempre los dos apellidos, cosa que hago cuando me refiero a alguien con un primer apellido común, o bien, utilizar el nombre y los dos apellidos, que es lo que realmente me gusta y en lo que he basado mi marca personal.

Pero la realidad es terca, y estas fórmulas no las emplea todo el mundo, y cada vez menos, en este mundo de prisas y simplificación máxima.

Por eso, un día se me ocurrió la solución «genial», adoptar la fórmula que empleaba un profesor que tuve de química orgánica en la facultad, que era «G.Pellicer». Me gustaba, estaban presentes mi padre y mi madre, era corto y me permitía una diferenciación sencilla. Hasta que alguien que sabe más que yo de comunicación, me dijo claramente que sonaba raro, y que iba a ser foco de todo tipo de comentarios jocosos. Y no creas, que casi me animó más a usarlo, pero al final decidí que no.

Pues eso, que a partir de ahora me verás en Twitter y en Instagram como @JGarciaPellicer. Ya ves, cosas de las que alguien con un apellido más diferencial no tiene que ocuparse.

Y a ti, ¿cómo te ayudan tus apellidos en tu marca personal?

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