¡¡Papá, papá, ya han venido!!

Es tan tierno ver la emoción de tu hijo cuando al fin, tras una noche eterna de insomne nerviosismo, ve sus regalos de Reyes Magos. Es tan bonito verle creer en la magia de la Navidad.

Pero papá, tú solo tienes un regalo, me dice sorprendido. Y mientras me sonrío, le contesto, papá no se ha debido portar muy bien.

¡¡Ay, hijo mío!!, algún día entenderás cuál es mi auténtico regalo, y no es precisamente las zapatillas que hay en esa caja que has visto.

Mi regalo eres tú, ahí, abriendo emocionado los regalos, con tu madre al lado, felices los dos de verte feliz a ti, en el salón de una casa que nos gusta y nos cobija, con un desayuno disponible tras acabar de abrir los regalos, y con tus abuelos, tíos y primas esperándonos a comer, y un trabajo donde ir mañana.

A veces me da miedo, mucho miedo, porque no creo que me porte tan bien como para tener semejante regalo, y que se esfume. Porque lo que de verdad quiero, es que el próximo año pueda tener el mismo regalo.

Y en tu caso, ¿cuál ha sido tu regalo de Reyes?

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