Último lunes.

Es difícil decidir sobre qué escribir estos días. Pero a veces aparecen las soluciones de forma inesperada, quizá por azar, o, en mi opinión, por nuestra suerte de magia innata que atesoramos todos como humanos, y que quizá solo la percibimos cuando estamos más receptivos.

Me va a ser difícil no hacer un espóiler para escribir esta entrada, y es que la idea gira en torno a una frase de una conocida, y muy reciente película, disponible en la plataforma de Disney+. Una en la que se dice que los elementos no pueden mezclarse, pero que en realidad, son dos historias de amor, una entre dos elementos diferentes, a priori incompatibles, y otra entre un padre y una hija.

En un momento de climax, el padre se dice a sí mismo: «pero, si el sueño siempre fuiste tú». Entiende que no te detalle más, te fastidiaría la película si no la has visto.

Para ese padre, lo más importante era su hija, y lo que le movió a hacer todo lo que hizo, siempre fue su amor por ella.

Algo me hizo conectar esto con las elecciones de la SEFH. Sí, puede ser raro, lo sé, pero entiéndeme, vivo absorto con este tema.

En estas elecciones hay dos candidaturas, pero en realidad, lo que hay, son personas. Y vas a tener que elegir a cuatro personas, y no solo a una, como se empeña en trasladarnos el concepto de «presidencialismo», que tanto de forma externa como interna, nos atosiga. Tienes que elegir a cuatro personas.

Yo creo que hay ocho buenas personas. Y no creo que defendamos cosas tan diferentes. Sí son estilos diferentes, y también formas diferentes de entender las cosas, pero no dejan de ser perspectivas de un interés común.

Yo sé a quien voy a votar, ellas son mi equipo, y yo soy parte del suyo. Somos un NOSOTROS. Por eso siempre me escuchas decir, cuando hablo de la candidatura, que Somos+ somos Ana, Seira, Carla y servidor. Porque no lo olvides, votas a cuatro personas.

Y tú, ¿has pensado en las personas a las que vas a votar, y a las que no?

Faltan 3 días.

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Último lunes.

Es difícil decidir sobre qué escribir estos días. Pero a veces aparecen las soluciones de forma inesperada, quizá por azar, o, en mi opinión, por nuestra suerte de magia innata que atesoramos todos como humanos, y que quizá solo la percibimos cuando estamos más receptivos.

Me va a ser difícil no hacer un espóiler para escribir esta entrada, y es que la idea gira en torno a una frase de una conocida, y muy reciente película, disponible en la plataforma de Disney+. Una en la que se dice que los elementos no pueden mezclarse, pero que en realidad, son dos historias de amor, una entre dos elementos diferentes, a priori incompatibles, y otra entre un padre y una hija.

En un momento de climax, el padre se dice a sí mismo: «pero, si el sueño siempre fuiste tú». Entiende que no te detalle más, te fastidiaría la película si no la has visto.

Para ese padre, lo más importante era su hija, y lo que le movió a hacer todo lo que hizo, siempre fue su amor por ella.

Algo me hizo conectar esto con las elecciones de la SEFH. Sí, puede ser raro, lo sé, pero entiéndeme, vivo absorto con este tema.

En estas elecciones hay dos candidaturas, pero en realidad, lo que hay, son personas. Y vas a tener que elegir a cuatro personas, y no solo a una, como se empeña en trasladarnos el concepto de «presidencialismo», que tanto de forma externa como interna, nos atosiga. Tienes que elegir a cuatro personas.

Yo creo que hay ocho buenas personas. Y no creo que defendamos cosas tan diferentes. Sí son estilos diferentes, y también formas diferentes de entender las cosas, pero no dejan de ser perspectivas de un interés común.

Yo sé a quien voy a votar, ellas son mi equipo, y yo soy parte del suyo. Somos un NOSOTROS. Por eso siempre me escuchas decir, cuando hablo de la candidatura, que Somos+ somos Ana, Seira, Carla y servidor. Porque no lo olvides, votas a cuatro personas.

Y tú, ¿has pensado en las personas a las que vas a votar, y a las que no?

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