Su sonrisa culpable la delató.
Cariño, ¿qué te pareció la entrada de ayer?, le pregunté. Eh…, bueno…, eh…, contestó mientras sonreía sonrojada.
Tendrías que haber visto mi cara de emoji de hombre llevándose la mano a la frente, moviendo la cabeza de lado a lado. Ni mi mujer me lee.
Aunque me gustaría, para que negarlo, no espero conseguir que un sinfín de compañeras y compañeros están atentos a la publicación de cada entrega de este diario, ni que tan siquiera entren a leerlo de forma regular. No es muy realista.
Pero este diario bebe del isomorfirmo de La FHactoria. No son los directos, sino la disponibilidad permanente de contenidos, lo que la caracteriza. Ella se adapta a ti, y no al revés. Cuando tú puedes, y te apetece, entras y te formas. Y eso es justo lo que espero que pase con este diario.
Si lo lees a diario, o casi, genial, me acompañas de la mano en esta aventura, y espero que la disfrutes tanto como yo. Que lo lees de forma semanal o mensual cuando los astros se alinean y encuentras un espacio temporal, genial también, aquí estoy para ti, disfrútalo. Que solo entras una o dos veces de aquí a octubre, espero que sea lo suficiente para que me conozcas mejor, y, al menos, me cojas un poquito de cariño. Que no quieres entrar nunca, perfecto, sé feliz.
Ya te conté el Día 22 que creo en la meseta del potencial latente, y este diario no es una excepción. Google Analytics me informa de la audiencia diaria, pormenorizada y por contenidos. Yo no sé quién entra, pero sí sé cuántos lo hacen y que leen. Solo así puedo tomar decisiones, con datos reales y objetivos claramente definidos.
Hoy es el día de los inocentes, por lo que me ha parecido gracioso contarte la anécdota con mi mujer. Y salvo ese día, ella me lee, o al menos eso me dice…je, je.
Y a ti, ¿tu pareja te leería?
Faltan 281 días.
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Su sonrisa culpable la delató.
Cariño, ¿qué te pareció la entrada de ayer?, le pregunté. Eh…, bueno…, eh…, contestó mientras sonreía sonrojada.
Tendrías que haber visto mi cara de emoji de hombre llevándose la mano a la frente, moviendo la cabeza de lado a lado. Ni mi mujer me lee.
Aunque me gustaría, para que negarlo, no espero conseguir que un sinfín de compañeras y compañeros están atentos a la publicación de cada entrega de este diario, ni que tan siquiera entren a leerlo de forma regular. No es muy realista.
Pero este diario bebe del isomorfirmo de La FHactoria. No son los directos, sino la disponibilidad permanente de contenidos, lo que la caracteriza. Ella se adapta a ti, y no al revés. Cuando tú puedes, y te apetece, entras y te formas. Y eso es justo lo que espero que pase con este diario.
Si lo lees a diario, o casi, genial, me acompañas de la mano en esta aventura, y espero que la disfrutes tanto como yo. Que lo lees de forma semanal o mensual cuando los astros se alinean y encuentras un espacio temporal, genial también, aquí estoy para ti, disfrútalo. Que solo entras una o dos veces de aquí a octubre, espero que sea lo suficiente para que me conozcas mejor, y, al menos, me cojas un poquito de cariño. Que no quieres entrar nunca, perfecto, sé feliz.
Ya te conté el Día 22 que creo en la meseta del potencial latente, y este diario no es una excepción. Google Analytics me informa de la audiencia diaria, pormenorizada y por contenidos. Yo no sé quién entra, pero sí sé cuántos lo hacen y que leen. Solo así puedo tomar decisiones, con datos reales y objetivos claramente definidos.
Hoy es el día de los inocentes, por lo que me ha parecido gracioso contarte la anécdota con mi mujer. Y salvo ese día, ella me lee, o al menos eso me dice…je, je.
Y a ti, ¿tu pareja te leería?
Faltan 281 días.