Es una puñetera montaña rusa.

Qué diferente se percibe la determinación entre las películas y la vida real.

Me gusta mucho en las películas, sobre todo al estilo de Rocky o Creed. Sabes lo que quieres, dudas, pero al final encuentras la determinación, entrenas sin desfallecer, llega el combate y toca aguantar, caes a la lona para volverte a levantar las veces que haga falta, hasta que un final agónico te da la victoria. Y todo ello aderezado con melodías motivadoras.

No me gusta tanto en la vida real, al menos como yo la percibo. Porque es una puñetera montaña rusa.

Aun cuando consigues saber lo que quieres, las dudas existen y no se disipan como la niebla, sino que en realidad convives con ellas, asumiendo una incertidumbre vital permanente. A días entrenas mejor, a días peor, a días nada. En la lona, te aferras al compromiso contigo mismo y con tu sueño, para que tu resiliencia y tu orgullo personal te mantengan en pie, ante cada decepción encajada. Y, además, no hay música.

A veces, mantener la determinación es más un acto de fe que otra cosa, y por eso creo que es bueno quemar las naves, no dejar salida posible que no sea la de pelear hasta el final.

Casualidad o destino, acaba de empezar a fluir por mis auriculares «Going the distance» de la banda sonora de la película Rocky. La determinación con música es otra cosa.

Y en tu caso, tu determinación, ¿también es una montaña rusa?

Faltan 282 días.

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Es una puñetera montaña rusa.

Qué diferente se percibe la determinación entre las películas y la vida real.

Me gusta mucho en las películas, sobre todo al estilo de Rocky o Creed. Sabes lo que quieres, dudas, pero al final encuentras la determinación, entrenas sin desfallecer, llega el combate y toca aguantar, caes a la lona para volverte a levantar las veces que haga falta, hasta que un final agónico te da la victoria. Y todo ello aderezado con melodías motivadoras.

No me gusta tanto en la vida real, al menos como yo la percibo. Porque es una puñetera montaña rusa.

Aun cuando consigues saber lo que quieres, las dudas existen y no se disipan como la niebla, sino que en realidad convives con ellas, asumiendo una incertidumbre vital permanente. A días entrenas mejor, a días peor, a días nada. En la lona, te aferras al compromiso contigo mismo y con tu sueño, para que tu resiliencia y tu orgullo personal te mantengan en pie, ante cada decepción encajada. Y, además, no hay música.

A veces, mantener la determinación es más un acto de fe que otra cosa, y por eso creo que es bueno quemar las naves, no dejar salida posible que no sea la de pelear hasta el final.

Casualidad o destino, acaba de empezar a fluir por mis auriculares «Going the distance» de la banda sonora de la película Rocky. La determinación con música es otra cosa.

Y en tu caso, tu determinación, ¿también es una montaña rusa?

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