El estilo de liderazgo que me gusta, porque es el que me nace, y con el que me identifico más, es el conocido como liderazgo discreto.
Es un liderazgo que se caracteriza por hacer poco ruido, un liderazgo silencioso. Lo ejercen personas que asumiendo su responsabilidad dentro de sus organizaciones, prefieren alejarse en la medida de los posible de la publicidad y el foco de atención. Personas que, sumando un gran número de pequeñas decisiones y actos concretos, consiguen alcanzar grandes objetivos, sin llamar en exceso la atención.
Luchan para hacer bien las cosas correctas, teniendo en cuenta cuáles son las consecuencias de sus actos, para ellos y para los demás. Suman trabajo, dedicación, esfuerzo y compromiso, pero sin llamar la atención, intentando minimizar los efectos secundarios de su toma de decisiones.
Hombres y mujeres que contribuyen a tener, y dejar tras de sí, un mundo mejor.
Y, aunque quizá sean más lentos en la consecución de objetivos, suelen ser más efectivos. Porque, y me encanta esta definición, es el «liderazgo de las situaciones del día a día».
Tres son sus virtudes, según los expertos, autodominio, modestia y tenacidad.
Varias personas me dijeron hace mucho que no había referentes de este tipo de liderazgo, aunque quizá sea por la propia naturaleza de la forma de actuar de estos y estas líderes. Porque, para detectarlos, hay que mirar resultados, y no titulares.
No creo que sea un estilo ni mejor ni peor que otros, simplemente es con el que más me identifico yo.
Y tú, ¿te sientes identificada o identificado con el liderazgo discreto?
Faltan 60 días.
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El estilo de liderazgo que me gusta, porque es el que me nace, y con el que me identifico más, es el conocido como liderazgo discreto.
Es un liderazgo que se caracteriza por hacer poco ruido, un liderazgo silencioso. Lo ejercen personas que asumiendo su responsabilidad dentro de sus organizaciones, prefieren alejarse en la medida de los posible de la publicidad y el foco de atención. Personas que, sumando un gran número de pequeñas decisiones y actos concretos, consiguen alcanzar grandes objetivos, sin llamar en exceso la atención.
Luchan para hacer bien las cosas correctas, teniendo en cuenta cuáles son las consecuencias de sus actos, para ellos y para los demás. Suman trabajo, dedicación, esfuerzo y compromiso, pero sin llamar la atención, intentando minimizar los efectos secundarios de su toma de decisiones.
Hombres y mujeres que contribuyen a tener, y dejar tras de sí, un mundo mejor.
Y, aunque quizá sean más lentos en la consecución de objetivos, suelen ser más efectivos. Porque, y me encanta esta definición, es el «liderazgo de las situaciones del día a día».
Tres son sus virtudes, según los expertos, autodominio, modestia y tenacidad.
Varias personas me dijeron hace mucho que no había referentes de este tipo de liderazgo, aunque quizá sea por la propia naturaleza de la forma de actuar de estos y estas líderes. Porque, para detectarlos, hay que mirar resultados, y no titulares.
No creo que sea un estilo ni mejor ni peor que otros, simplemente es con el que más me identifico yo.
Y tú, ¿te sientes identificada o identificado con el liderazgo discreto?
Faltan 60 días.