He querido dejar pasar unos días para hablarte del finde pasado, ese en el que cocinaba la primera paella para Somos+.
El viernes por la noche, tras publicar en Instagram una foto de Ana, Seira, Carla y servidor, cenando, juntos físicamente por primera vez, una muy querida amiga me puso un mensaje diciéndome que se me veía muy feliz.
No se lo pude negar. Estaba feliz. Esta amiga es de las pocas personas que saben cómo han sido estos meses anteriores, y de las pocas personas, con la capacidad de entender esa felicidad.
Porque esa felicidad no nace del hecho de que haya cuatro personas físicamente alrededor de una mesa, que también, sino de intangibles como la ilusión, la alegría y el buen rollo que transpiraba cada segundo.
El fin de semana fluyó. Trabajamos bastante consensuando el Plan Estratégico, nos hicimos fotos chulas, y nos reímos, mucho. En definitiva, disfrutamos. La vida en general, y también la farmacia hospitalaria, es otra cosa cuando disfrutas.
Se publicaron muchas fotos en redes sociales, quizá demasiadas, pero es que cuando estás feliz, nace gritarlo al viento. Y si algo tenían todas en común, es una suerte de magia contagiosa que no se puede disimular.
Ha pasado una semana y sigo feliz. Vienen vacaciones, pasarán semanas hasta que nos veamos todos físicamente de nuevo, pero la unión está sellada, y el camino trazado.
Y tú, ¿has vivido alguna vez esa suerte de magia que no se puede disimular?
Faltan 88 días.
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He querido dejar pasar unos días para hablarte del finde pasado, ese en el que cocinaba la primera paella para Somos+.
El viernes por la noche, tras publicar en Instagram una foto de Ana, Seira, Carla y servidor, cenando, juntos físicamente por primera vez, una muy querida amiga me puso un mensaje diciéndome que se me veía muy feliz.
No se lo pude negar. Estaba feliz. Esta amiga es de las pocas personas que saben cómo han sido estos meses anteriores, y de las pocas personas, con la capacidad de entender esa felicidad.
Porque esa felicidad no nace del hecho de que haya cuatro personas físicamente alrededor de una mesa, que también, sino de intangibles como la ilusión, la alegría y el buen rollo que transpiraba cada segundo.
El fin de semana fluyó. Trabajamos bastante consensuando el Plan Estratégico, nos hicimos fotos chulas, y nos reímos, mucho. En definitiva, disfrutamos. La vida en general, y también la farmacia hospitalaria, es otra cosa cuando disfrutas.
Se publicaron muchas fotos en redes sociales, quizá demasiadas, pero es que cuando estás feliz, nace gritarlo al viento. Y si algo tenían todas en común, es una suerte de magia contagiosa que no se puede disimular.
Ha pasado una semana y sigo feliz. Vienen vacaciones, pasarán semanas hasta que nos veamos todos físicamente de nuevo, pero la unión está sellada, y el camino trazado.
Y tú, ¿has vivido alguna vez esa suerte de magia que no se puede disimular?
Faltan 88 días.