Sí, hoy es mi cumpleaños. Nacido un cuatro de julio. Muy peliculero todo.
Cumplo 55, y sabes una cosa, no me pesan. Ya deberías saber que lo que pesan son los kilos y no los años. Además, desde el día que cumplí los 40, me juramenté que cada día más guapo y mejor persona. Bueno, y con más pasta, también.
Además, este año promete ser de los mejores, y no lo digo yo solo.
Según la numerología, el 55 es un número poderoso por la presencia de dos cinco. Se duplica, por tanto, la versatilidad, la curiosidad, el deseo de aventura y superación de retos que es propio del número cinco. Dicen que es un número de muy buen agüero.
Pero, en realidad, no necesito la numerología para saber que va a ser un buen año, porque yo quiero que sea un buen año, y voy a vibrar en esa frecuencia de pensamiento.
No creas que haré hoy nada especial. La celebración familiar queda para el próximo fin de semana. Con los amigos, para la próxima fiesta familiar en casa.
Aunque sí te reconozco que algo haré. Soplaré alguna vela, con mi mujer y mi hijo, abriendo algún regalillo, aunque sea en una magdalena o en un pastelito pequeño, y brindaré conmigo mismo, cerrando los ojos, felicitándome a mí mismo, porque para empezar, ya he llegado hasta aquí. Y para juramentarme de nuevo.
Y tú, ¿me vas a felicitar?
Faltan 93 días.
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Sí, hoy es mi cumpleaños. Nacido un cuatro de julio. Muy peliculero todo.
Cumplo 55, y sabes una cosa, no me pesan. Ya deberías saber que lo que pesan son los kilos y no los años. Además, desde el día que cumplí los 40, me juramenté que cada día más guapo y mejor persona. Bueno, y con más pasta, también.
Además, este año promete ser de los mejores, y no lo digo yo solo.
Según la numerología, el 55 es un número poderoso por la presencia de dos cinco. Se duplica, por tanto, la versatilidad, la curiosidad, el deseo de aventura y superación de retos que es propio del número cinco. Dicen que es un número de muy buen agüero.
Pero, en realidad, no necesito la numerología para saber que va a ser un buen año, porque yo quiero que sea un buen año, y voy a vibrar en esa frecuencia de pensamiento.
No creas que haré hoy nada especial. La celebración familiar queda para el próximo fin de semana. Con los amigos, para la próxima fiesta familiar en casa.
Aunque sí te reconozco que algo haré. Soplaré alguna vela, con mi mujer y mi hijo, abriendo algún regalillo, aunque sea en una magdalena o en un pastelito pequeño, y brindaré conmigo mismo, cerrando los ojos, felicitándome a mí mismo, porque para empezar, ya he llegado hasta aquí. Y para juramentarme de nuevo.
Y tú, ¿me vas a felicitar?
Faltan 93 días.