El otro día disfruté de un masaje ayurvédico de algo más de una hora. Lo necesitaba, y mucho. Soñaba con él los días previos. Mi cuerpo anhelaba que llegara esa hora.

Ya te he contado que últimamente el estrés y la tensión me estaban pasando factura.

Desconozco, y además me da igual, si era de un tipo ayurveda o de otro, o si era más o menos ortodoxo con determinadas filosofías. Lo único que sé, es que me encantó.

Fue comenzar a notar el aceite caliente en los pies, junto con los primeros ritmos del masaje, y la música ambiente, que mis ojos se cerraron, y caí en un creciente y profundo estado de relajación mental.

Y es que las sensaciones físicas de paz y relajación me encantan, pero la sensación mental de paz completa, de ver cómo fluyen rio abajo las tensiones y preocupaciones, quedando solo el instante presente, es lo más.

Se acaba rápido. Imagino que ya sabes lo curioso que es ver fluir el tiempo a diferentes velocidades según las circunstancias. Pero por suerte, esa sensación de paz y calma, mental y física, se mantiene en el tiempo, al menos unos días, con sus beneficios adicionales en creatividad y ánimo.

Ayurvédico o no, intento disfrutar de masajes relajantes siempre que puedo, aunque esta vez había pasado demasiado tiempo.

Quizá consideres que es un lujo, pero a veces hay lujos que merecen la pena, y este sin duda sería uno de ellos.

Y a ti, ¿te gustan los masajes ayurvédicos?

Faltan 97 días.

Comparte esta entrada del Diario

El otro día disfruté de un masaje ayurvédico de algo más de una hora. Lo necesitaba, y mucho. Soñaba con él los días previos. Mi cuerpo anhelaba que llegara esa hora.

Ya te he contado que últimamente el estrés y la tensión me estaban pasando factura.

Desconozco, y además me da igual, si era de un tipo ayurveda o de otro, o si era más o menos ortodoxo con determinadas filosofías. Lo único que sé, es que me encantó.

Fue comenzar a notar el aceite caliente en los pies, junto con los primeros ritmos del masaje, y la música ambiente, que mis ojos se cerraron, y caí en un creciente y profundo estado de relajación mental.

Y es que las sensaciones físicas de paz y relajación me encantan, pero la sensación mental de paz completa, de ver cómo fluyen rio abajo las tensiones y preocupaciones, quedando solo el instante presente, es lo más.

Se acaba rápido. Imagino que ya sabes lo curioso que es ver fluir el tiempo a diferentes velocidades según las circunstancias. Pero por suerte, esa sensación de paz y calma, mental y física, se mantiene en el tiempo, al menos unos días, con sus beneficios adicionales en creatividad y ánimo.

Ayurvédico o no, intento disfrutar de masajes relajantes siempre que puedo, aunque esta vez había pasado demasiado tiempo.

Quizá consideres que es un lujo, pero a veces hay lujos que merecen la pena, y este sin duda sería uno de ellos.

Y a ti, ¿te gustan los masajes ayurvédicos?

Faltan 97 días.

Comparte esta entrada del Diario