Te lo reconozco, me impactó, y mucho, leer esta frase en Instagram.
Probablemente es por la especial sensibilidad que tengo por mi edad y la de mi hijo, y ser consciente de que, o aplico a rajatabla la misma, o me perderé lo que no me quiero perder.
La frase iba acompañada de un texto que decía:
Es común escuchar «Soy capaz de morir por mis hijos», pero ¿VIVIRÍAS por ellos? ¿Dejarías de fumar y de beber? ¿Sanarías tus heridas emocionales? ¿Cambiarias tus hábitos alimenticios? ¿Cuidarías tu cuerpo por dentro y por fuera? Tus hijos no necesitan que mueras por ellos, necesitan que VIVAS.
Le di muchas vueltas, porque últimamente no me cuido mucho. Las últimas semanas, más bien meses, han sido duros, y he descuidado deporte y alimentación, lo que, sumado a la tensión, probablemente es la causa de los más que frecuentes dolores de cabeza que sufro de un tiempo a esta parte.
En realidad, creo que es más fácil morir por tus hijos, que vivir por ellos. Porque dar la vida por ellos en un momento dado, es probablemente hasta instintivo. Se hace sin pensar. No hay duda posible. Pero vivir por ellos requiere de mucho coraje, de mucha fuerza interior, que no siempre tenemos, y que, además, cuando nos flaquea, nos genera vergüenza y frustración interna.
He estado unos días de vacaciones con mi mujer e hijo, disfrutando de todo y de nada. Quizá fuera por ver a mi hijo feliz, o quizá fuera porque volví a encontrar el equilibrio y la paz interior, con el móvil apagado cuatro días, pero volvió a surgir lo que mejor se me da, levantarme cuando he caído. En esta ocasión, para vivir por mi hijo, en un contexto próximo, ciertamente desafiante, a la par que apasionante.
El destino ha querido que, mientras escribía esta entrada, sonora aleatoriamente la canción “Sacrifice”, de Steve Jablonsky, en la banda sonora original de “Transformers: The Last Knight”. Sin duda, vibraba con ella mientras escribía.
Y tú, ¿vives por tus hijos, o por quien te importe?
Faltan 99 días.
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Te lo reconozco, me impactó, y mucho, leer esta frase en Instagram.
Probablemente es por la especial sensibilidad que tengo por mi edad y la de mi hijo, y ser consciente de que, o aplico a rajatabla la misma, o me perderé lo que no me quiero perder.
La frase iba acompañada de un texto que decía:
Es común escuchar «Soy capaz de morir por mis hijos», pero ¿VIVIRÍAS por ellos? ¿Dejarías de fumar y de beber? ¿Sanarías tus heridas emocionales? ¿Cambiarias tus hábitos alimenticios? ¿Cuidarías tu cuerpo por dentro y por fuera? Tus hijos no necesitan que mueras por ellos, necesitan que VIVAS.
Le di muchas vueltas, porque últimamente no me cuido mucho. Las últimas semanas, más bien meses, han sido duros, y he descuidado deporte y alimentación, lo que, sumado a la tensión, probablemente es la causa de los más que frecuentes dolores de cabeza que sufro de un tiempo a esta parte.
En realidad, creo que es más fácil morir por tus hijos, que vivir por ellos. Porque dar la vida por ellos en un momento dado, es probablemente hasta instintivo. Se hace sin pensar. No hay duda posible. Pero vivir por ellos requiere de mucho coraje, de mucha fuerza interior, que no siempre tenemos, y que, además, cuando nos flaquea, nos genera vergüenza y frustración interna.
He estado unos días de vacaciones con mi mujer e hijo, disfrutando de todo y de nada. Quizá fuera por ver a mi hijo feliz, o quizá fuera porque volví a encontrar el equilibrio y la paz interior, con el móvil apagado cuatro días, pero volvió a surgir lo que mejor se me da, levantarme cuando he caído. En esta ocasión, para vivir por mi hijo, en un contexto próximo, ciertamente desafiante, a la par que apasionante.
El destino ha querido que, mientras escribía esta entrada, sonora aleatoriamente la canción “Sacrifice”, de Steve Jablonsky, en la banda sonora original de “Transformers: The Last Knight”. Sin duda, vibraba con ella mientras escribía.
Y tú, ¿vives por tus hijos, o por quien te importe?
Faltan 99 días.