El otro día, cuando te hablé sobre las oportunidades de la IA en un Servicio de Farmacia Hospitalaria, destacaba un mensaje fuerza, mi creencia principal en este mundo tan apasionante, y cambiante, de la IA. Básicamente, te decía que la IA no va de copiar y pegar, sino de una sinergia colaborativa con ella para conseguir lo que denominaba Deep Work.

Desde entonces he tenido la fortuna de asistir a unas clases presenciales de un curso muy interesante, enfocado al desarrollo de algoritmos propios, dirigidos a ayudar en los temas específicos que queramos.

Es un curso que puede abrumar en determinados momentos, pero que intuyo que cuando le pillemos el truco nos va a dar muchas alegrías.

Pues bien, en una clase magistral de Senén Barro, hablando sobre la IA de una forma más general, escuché la frase que da título a esta entrada. Y me encantó, porque decía de una forma mucho más motivadora el mismo mensaje fuerza que te intentaba transmitir en otro día.

Y además, la acompañaba de otro pensamiento, o más bien de un temor, que enseguida conectó conmigo, quizá porque lo comparto plenamente, quizá porque soy padre de un niño que va a vivir y usar de forma nativa la inteligencia artificial, y no dejo de ver incertidumbres en su camino vital.

Senén cree que es necesario evitar a toda costa que el posible mal uso que nuestros jóvenes hagan de la IA, los acabe debilitando cognitivamente frente a las generaciones actuales. Vamos, que deleguen en la IA los trabajos, razonamientos y demás elementos cognitivos primordiales.

Y que, como toda moneda, la otra cara podría ser la mejora sustancial de esas capacidades cognitivas frente a las generaciones actuales, si desde el principio los acostumbramos a innovar con IA, en definitiva, a esa sinergia colaborativa de la que hablaba.

Personalmente, no tengo duda alguna que cueste lo que cueste, haré entender y enseñaré a mi hijo, a innovar con IA en vez de a delegar en ella. Y, por supuesto, pienso hacer lo mismo a título personal.

Y tú, ¿estás de acuerdo con la frase de Senén?

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El otro día, cuando te hablé sobre las oportunidades de la IA en un Servicio de Farmacia Hospitalaria, destacaba un mensaje fuerza, mi creencia principal en este mundo tan apasionante, y cambiante, de la IA. Básicamente, te decía que la IA no va de copiar y pegar, sino de una sinergia colaborativa con ella para conseguir lo que denominaba Deep Work.

Desde entonces he tenido la fortuna de asistir a unas clases presenciales de un curso muy interesante, enfocado al desarrollo de algoritmos propios, dirigidos a ayudar en los temas específicos que queramos.

Es un curso que puede abrumar en determinados momentos, pero que intuyo que cuando le pillemos el truco nos va a dar muchas alegrías.

Pues bien, en una clase magistral de Senén Barro, hablando sobre la IA de una forma más general, escuché la frase que da título a esta entrada. Y me encantó, porque decía de una forma mucho más motivadora el mismo mensaje fuerza que te intentaba transmitir en otro día.

Y además, la acompañaba de otro pensamiento, o más bien de un temor, que enseguida conectó conmigo, quizá porque lo comparto plenamente, quizá porque soy padre de un niño que va a vivir y usar de forma nativa la inteligencia artificial, y no dejo de ver incertidumbres en su camino vital.

Senén cree que es necesario evitar a toda costa que el posible mal uso que nuestros jóvenes hagan de la IA, los acabe debilitando cognitivamente frente a las generaciones actuales. Vamos, que deleguen en la IA los trabajos, razonamientos y demás elementos cognitivos primordiales.

Y que, como toda moneda, la otra cara podría ser la mejora sustancial de esas capacidades cognitivas frente a las generaciones actuales, si desde el principio los acostumbramos a innovar con IA, en definitiva, a esa sinergia colaborativa de la que hablaba.

Personalmente, no tengo duda alguna que cueste lo que cueste, haré entender y enseñaré a mi hijo, a innovar con IA en vez de a delegar en ella. Y, por supuesto, pienso hacer lo mismo a título personal.

Y tú, ¿estás de acuerdo con la frase de Senén?

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