Una vez, en la vasta pradera de la economía, existía una empresa llamada «Gallinita Dorada S.A.». Esta empresa, famosa por su alta productividad, se dedicaba a producir huevos de gallina. Todos en la pradera elogiaban la calidad y cantidad de sus huevos, que parecían tener un brillo dorado.

El gerente de la Gallinita Dorada, un gallo llamado Don Plumas, estaba orgulloso de sus huevos dorados y confiaba plenamente en su único producto. «Nuestros huevos dorados son los mejores de la pradera. No necesitamos nada más», solía decir. Así, todos los esfuerzos de la empresa estaban puestos en una única canasta, la canasta de los huevos dorados.

Un día, un misterioso vendedor ambulante llegó a la pradera. Traía consigo un producto novedoso, los huevos plateados, que eran igual de nutritivos, pero a un precio más bajo. Pronto, las empresas y los habitantes de la pradera comenzaron a comprar estos huevos plateados, atraídos por su bajo precio.

La Gallinita Dorada S.A. comenzó a sentir el impacto. Su único producto ya no era tan solicitado y las ventas empezaron a caer drásticamente. Don Plumas, nervioso y preocupado, comprendió que, al tener todos los huevos en una canasta, la supervivencia de su empresa estaba en juego.

Ante la crisis, un joven ayudante de la empresa, un gallito llamado Picotín, propuso diversificar los productos. Sugería empezar a producir diferentes tipos de huevos, como huevos marrones, huevos orgánicos, huevos de codorniz y hasta gallinas ponedoras para vender.

Al principio, Don Plumas resistió, pero la necesidad obligó a aceptar el cambio. Con el tiempo, la empresa comenzó a recuperarse. Los nuevos productos no sólo compensaron la caída en las ventas de huevos dorados, sino que además descubrieron nuevos mercados en la pradera.

Así, Gallinita Dorada S.A. aprendió la lección: no era prudente poner todos los huevos en la misma cesta. Desde entonces, promovió la diversificación y la innovación como parte fundamental de su estrategia. Y la empresa, al igual que Don Plumas, entendió que la variedad no solo era la especia de la vida, sino también la clave para la supervivencia económica a medio y largo plazo.

Y el dicho en la pradera cambió: «No pongas todos tus huevos en una canasta, diversifica y prospera«.

Permíteme esta fábula, quizá un poco larga, para recordar esta idea, que considero que es aplicable a la vida personal, pero también a las empresas y organizaciones, incluida la SEFH, con el objetivo de garantizar su independencia, su capacidad de actuación, y su supervivencia económica en el medio y largo plazo.

Y tú, ¿crees se deben diversificar sus fuentes de ingresos económicos?

Faltan 122 días.

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Una vez, en la vasta pradera de la economía, existía una empresa llamada «Gallinita Dorada S.A.». Esta empresa, famosa por su alta productividad, se dedicaba a producir huevos de gallina. Todos en la pradera elogiaban la calidad y cantidad de sus huevos, que parecían tener un brillo dorado.

El gerente de la Gallinita Dorada, un gallo llamado Don Plumas, estaba orgulloso de sus huevos dorados y confiaba plenamente en su único producto. «Nuestros huevos dorados son los mejores de la pradera. No necesitamos nada más», solía decir. Así, todos los esfuerzos de la empresa estaban puestos en una única canasta, la canasta de los huevos dorados.

Un día, un misterioso vendedor ambulante llegó a la pradera. Traía consigo un producto novedoso, los huevos plateados, que eran igual de nutritivos, pero a un precio más bajo. Pronto, las empresas y los habitantes de la pradera comenzaron a comprar estos huevos plateados, atraídos por su bajo precio.

La Gallinita Dorada S.A. comenzó a sentir el impacto. Su único producto ya no era tan solicitado y las ventas empezaron a caer drásticamente. Don Plumas, nervioso y preocupado, comprendió que, al tener todos los huevos en una canasta, la supervivencia de su empresa estaba en juego.

Ante la crisis, un joven ayudante de la empresa, un gallito llamado Picotín, propuso diversificar los productos. Sugería empezar a producir diferentes tipos de huevos, como huevos marrones, huevos orgánicos, huevos de codorniz y hasta gallinas ponedoras para vender.

Al principio, Don Plumas resistió, pero la necesidad obligó a aceptar el cambio. Con el tiempo, la empresa comenzó a recuperarse. Los nuevos productos no sólo compensaron la caída en las ventas de huevos dorados, sino que además descubrieron nuevos mercados en la pradera.

Así, Gallinita Dorada S.A. aprendió la lección: no era prudente poner todos los huevos en la misma cesta. Desde entonces, promovió la diversificación y la innovación como parte fundamental de su estrategia. Y la empresa, al igual que Don Plumas, entendió que la variedad no solo era la especia de la vida, sino también la clave para la supervivencia económica a medio y largo plazo.

Y el dicho en la pradera cambió: «No pongas todos tus huevos en una canasta, diversifica y prospera«.

Permíteme esta fábula, quizá un poco larga, para recordar esta idea, que considero que es aplicable a la vida personal, pero también a las empresas y organizaciones, incluida la SEFH, con el objetivo de garantizar su independencia, su capacidad de actuación, y su supervivencia económica en el medio y largo plazo.

Y tú, ¿crees se deben diversificar sus fuentes de ingresos económicos?

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