El otro día tuve la suerte de ver una demostración de cómo se fabrica el vermut blanco.

Antes de nada te diré que me resultó muy entrañable. La experta operaba matraces, pipetas, un agitador magnético y múltiples ingredientes, siguiendo las detalladas instrucciones de un procedimiento de trabajo. Por momentos me transportó en el tiempo a mis primeras experiencias con la formulación magistral, hace ya 29 años, en el antiguo hospital La Fe, en el Servicio de Farmacia del Hospital Infantil con el Dr. Juan Antonio Casterá, ya fallecido.

Pero esta historia te la cuento por otra cosa. Para mostrarte otro ejemplo de cómo nuestras asunciones basadas en percepciones equivocadas, pueden llevarnos a errores de juicio.

El vermut blanco se crea a partir de una base de vino blanco, el cual se «encabeza», es decir, se le añade alcohol para aumentar la graduación, y al que se incorpora, según arte, azúcar, esencias y extractos de hierbas diversas, según la fórmula de cada maestrillo.

El error de percepción se manifestó ante la pregunta de qué ingredientes se utilizaban para fabricar el vermut rojo. Automáticamente, pensé en que se usaría de base un vino tinto, por el color, pero no, la base sigue siendo un vino blanco, al que se le añade caramelo para dotar de color y mayor dulzor.

No dejo de preguntarme cuantos juicios erróneos hacemos al cabo del día por basarnos en percepciones equivocadas.

Y tú, ¿tienes algún ejemplo de cómo una percepción equivocada te ha llevado a un error de juicio?

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