El feedback sincero es una bendición, aunque cueste de encajar.

Ayer, alguien que me quiere, me trasladó sus dudas sobre si este diario me acercaba, o me alejaba, de las compañeras y compañeros que votarán en octubre.

La cuestión es pertinente y muy relevante, sobre todo porque no lo sé, y es muy difícil de saber. Este diario nada en el océano de la incertidumbre. De forma similar a lo que comenté el día del chaleco (ver Día 9), cada entrada del diario generará reacciones y percepciones diferentes, y probablemente discrepantes, según la persona que lo lea, su estado de ánimo, y su marco de pensamientos e ideas.

En este contexto de incertidumbre solo me queda ser honesto, escribir desde el corazón, y entender que, si mostrarme como soy, aleja mayoritariamente a quienes me tendrían que votar, quizá sea mejor que no lo hagan. Tengo claras muchas cosas, y que no me voy a traicionar a mí mismo en el camino, es una de ellas.

Son las 06:42 h de la mañana, y suena «Shadows of the night» de Pat Benatar en los auriculares. Me encanta la calma de un sábado a estas horas aun oscuras, y me encanta escribir.

Espero sobrevivir a vientos, mareas y tormentas del océano de la incertidumbre, y que este diario consiga, aun desde la lejanía, y sin probablemente habernos presentado, que me conozcas un poco mejor como persona, y me cojas, aunque solo sea un poco, de cariño.

Este diario, ¿me acerca o me aleja de ti?

Faltan 292 días.