Tengo mis años, lo admito.

Aunque eso es una bendición, una virtud, y una oportunidad. La experiencia y la perspectiva es algo positivo cuando aceptas que todo fluye y cambia, y que es necesario adaptarse y formarse permanentemente. No olvides que creo en el isomorfismo de procesos (ver Día 3), y eso incluye los temporales.

Solo quienes tengan una edad superior, parecida, o no muy inferior a la mía, se acordarán de aquel famoso anuncio de Café Monky de 1983, protagonizado por una joven Carmen Maura, en el que se popularizó la frase «Tacita a tacita».

Quienes me quieren, me preguntan si soy consciente de la sobrecarga de trabajo que este diario supone. Y les entiendo, porque sí, la supone, pero asusta solo si la ves en global. En realidad, solo es una tacita al día, que, además, disfruto de escribir. Aunque no te negaré que algo si me “ocupa”, y no es la carga de trabajo, sino si seré capaz o no, de generar contenidos interesantes para tantos días.

Volviendo al tacita a tacita, es un concepto muy isomórfico. Sirva de ejemplo la famosa pregunta, ¿cómo se come un elefante?, pues bocado a bocado. O el no menos conocido concepto de la gota malaya, que ya sé que no existe en la realidad, pero que me encanta, en un sentido figurado, claro.

Personalmente, creo mucho en el tacita a tacita, a cualquier nivel. El pasito a pasito siempre lleva muy lejos, a las personas y a las organizaciones. Si saben dónde quieren ir, claro.

Y tú, ¿crees en el tacita a tacita?

Faltan 293 tacitas, perdón, días.

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Tengo mis años, lo admito.

Aunque eso es una bendición, una virtud, y una oportunidad. La experiencia y la perspectiva es algo positivo cuando aceptas que todo fluye y cambia, y que es necesario adaptarse y formarse permanentemente. No olvides que creo en el isomorfismo de procesos (ver Día 3), y eso incluye los temporales.

Solo quienes tengan una edad superior, parecida, o no muy inferior a la mía, se acordarán de aquel famoso anuncio de Café Monky de 1983, protagonizado por una joven Carmen Maura, en el que se popularizó la frase «Tacita a tacita».

Quienes me quieren, me preguntan si soy consciente de la sobrecarga de trabajo que este diario supone. Y les entiendo, porque sí, la supone, pero asusta solo si la ves en global. En realidad, solo es una tacita al día, que, además, disfruto de escribir. Aunque no te negaré que algo si me “ocupa”, y no es la carga de trabajo, sino si seré capaz o no, de generar contenidos interesantes para tantos días.

Volviendo al tacita a tacita, es un concepto muy isomórfico. Sirva de ejemplo la famosa pregunta, ¿cómo se come un elefante?, pues bocado a bocado. O el no menos conocido concepto de la gota malaya, que ya sé que no existe en la realidad, pero que me encanta, en un sentido figurado, claro.

Personalmente, creo mucho en el tacita a tacita, a cualquier nivel. El pasito a pasito siempre lleva muy lejos, a las personas y a las organizaciones. Si saben dónde quieren ir, claro.

Y tú, ¿crees en el tacita a tacita?

Faltan 293 tacitas, perdón, días.

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