La frase del título la vi el otro día en LinkedIn, y me hizo pensar.

Me gustó, y además, creo que, según la perspectiva, es bastante acertada, sobre todo cuando se refiere a «dramas» que no tienen tanto de drama real.

Coincidió que andaba medio enfurruñado. Había recibido una mala noticia, y aunque ni era grave en sí misma, ni suponía nada que aún no se pudiera solucionar, quizá por la reiteración, o vete a saber por qué, el drama se había instalado en mi cabeza.

Me vino bien leer esta frase, y por eso decidí escribir sobre ella.

En realidad, el drama no era otra cosa que una mezcla de hartazgo real con un ego medio dolido por el rechazo, pero sobre todo temeroso de verse señalado y expuesto. Si te elevas, y quitas el ego de la ecuación, el peor de los resultados posibles no es nada de lo que uno pueda sentir vergüenza, sino, probablemente, todo lo contrario. Pero eso sí, con el ego por medio, el drama puede ser del doce.

Así que he decidido poner esta frase, junto con otras, en lo primero que veo cada día cuando abro mi cerebro digital, para que no se me olvide. Ocurra lo que ocurra, hay que sacar el ego de la ecuación.

Y en tu caso, ¿cuán grandes son tus dramas?

Faltan 171 días.

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La frase del título la vi el otro día en LinkedIn, y me hizo pensar.

Me gustó, y además, creo que, según la perspectiva, es bastante acertada, sobre todo cuando se refiere a «dramas» que no tienen tanto de drama real.

Coincidió que andaba medio enfurruñado. Había recibido una mala noticia, y aunque ni era grave en sí misma, ni suponía nada que aún no se pudiera solucionar, quizá por la reiteración, o vete a saber por qué, el drama se había instalado en mi cabeza.

Me vino bien leer esta frase, y por eso decidí escribir sobre ella.

En realidad, el drama no era otra cosa que una mezcla de hartazgo real con un ego medio dolido por el rechazo, pero sobre todo temeroso de verse señalado y expuesto. Si te elevas, y quitas el ego de la ecuación, el peor de los resultados posibles no es nada de lo que uno pueda sentir vergüenza, sino, probablemente, todo lo contrario. Pero eso sí, con el ego por medio, el drama puede ser del doce.

Así que he decidido poner esta frase, junto con otras, en lo primero que veo cada día cuando abro mi cerebro digital, para que no se me olvide. Ocurra lo que ocurra, hay que sacar el ego de la ecuación.

Y en tu caso, ¿cuán grandes son tus dramas?

Faltan 171 días.

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