Suelo poner el siguiente ejemplo. Si un paciente afectado de una patología cardíaca va al hospital con un problema, y no ve a su cardiólogo o cardióloga, como mínimo surgirá una queja, y en los tiempos que corren, algo más. Y esto es así porque sabe que existe, y porque sabe que es quien le puede ayudar con su problema.

Pero si no ve a su farmacéutica o farmacéutico de hospital no pasa nada, porque la mayoría, ni saben que existimos, ni saben lo que podemos hacer en su beneficio.

Sin embargo, en la farmacia comunitaria no es así, ya que, ¿por quién pregunta el paciente cuando necesita algo?, pues por el o la farmacéutica. Porque sabe que existe, y que además, le puede ayudar.

Es simple, y es sencillo. Si queremos que los pacientes pregunten por su farmacéutica o farmacéutico de hospital, nos tienen que conocer y tienen que reconocer el valor que les podemos aportar. Y el resto, son cromos del coyote, como decía un ex-presidente de la SEFH.

Y como ya te comenté en otro momento, los pacientes, los políticos y todos los profesionales sanitarios salen de la población general. Si nos conoce la población general, nos conocerán todos ellos.

Eso no quita para que debamos seguir también con proyectos e iniciativas específicas de forma más sectorizada a diferentes targets. Pero nuestro enfoque a la población general debe de existir, debe de ser prioritario, y debe de hacerse de forma que genere impacto real en la misma.

Y a ti, ¿crees que te conocen los pacientes?, ¿cuántos?

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