Algo que es necesario entender de la productividad personal, es que se trata de un proceso. Tiene un estado inicial, un estado final, un porqué, unas reglas, unos elementos estructurales, y genera unos resultados, sean los esperados, o no.

¿Por qué es importante entenderlo así?, pues porque como todo proceso, la productividad tiene dos grandes partes, la parte estratégica o de diseño y control, y la parte operativa o de ejecución. O como a mí me gusta denominarlas, la perspectiva y las operaciones.

Si una parte de un proceso falla, el proceso, es decir, tu productividad, falla. Y esto es clave, porque la parte estratégica es la que en muchas ocasiones no existe o no está bien desplegada, y es una de las probables causas de que percibas que tu productividad personal es baja.

Grábatelo a fuego, la potencia sin control no sirve de nada.

La potencia es la parte operativa, el hacer. Cuanta más potencia tienes, cuantas más ganas tienes, más haces, pero necesitas imperiosamente del control. De saber qué es lo que tienes que hacer, para no acabar haciendo un montón de cosas que no aportan nada, que no te llevan a ningún sitio, que no te acercan a la consecución de tus objetivos, y que acaban sumiéndote en un estado de frustración.

Para mí, ambas partes del proceso son importantes, pero con los años he llegado al convencimiento de que es más importante la parte estratégica o de perspectiva, porque, aun haciendo poco, siempre llegarás más lejos que haciendo mucho de algo que no deberías hacer.

Y en tu caso, ¿tienes desarrollada la perspectiva de tu productividad personal?

Faltan 180 días.

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Algo que es necesario entender de la productividad personal, es que se trata de un proceso. Tiene un estado inicial, un estado final, un porqué, unas reglas, unos elementos estructurales, y genera unos resultados, sean los esperados, o no.

¿Por qué es importante entenderlo así?, pues porque como todo proceso, la productividad tiene dos grandes partes, la parte estratégica o de diseño y control, y la parte operativa o de ejecución. O como a mí me gusta denominarlas, la perspectiva y las operaciones.

Si una parte de un proceso falla, el proceso, es decir, tu productividad, falla. Y esto es clave, porque la parte estratégica es la que en muchas ocasiones no existe o no está bien desplegada, y es una de las probables causas de que percibas que tu productividad personal es baja.

Grábatelo a fuego, la potencia sin control no sirve de nada.

La potencia es la parte operativa, el hacer. Cuanta más potencia tienes, cuantas más ganas tienes, más haces, pero necesitas imperiosamente del control. De saber qué es lo que tienes que hacer, para no acabar haciendo un montón de cosas que no aportan nada, que no te llevan a ningún sitio, que no te acercan a la consecución de tus objetivos, y que acaban sumiéndote en un estado de frustración.

Para mí, ambas partes del proceso son importantes, pero con los años he llegado al convencimiento de que es más importante la parte estratégica o de perspectiva, porque, aun haciendo poco, siempre llegarás más lejos que haciendo mucho de algo que no deberías hacer.

Y en tu caso, ¿tienes desarrollada la perspectiva de tu productividad personal?

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