Trabajar en farmacia hospitalaria inevitablemente conlleva trabajar en un entorno de incertidumbre, por la evolución del conocimiento, por el desarrollo tecnológico y por los cambios normativos, entre otros motivos.
Solemos ver el lado negativo de la incertidumbre. Y es que, no en vano, tanta incertidumbre suele llevar pareja sentimientos de ansiedad o estrés por no saber qué retos pueden surgir, o cuál es la mejor forma de resolverlos cuando se presenten. Además, también provoca falta de concentración en tareas o proyectos importantes, lo que puede llevar a incumplir plazos u otros problemas. Aunque aquí hablemos poco de él, el burn-out, que es una de sus consecuencias, es algo en lo que se incide mucho en los congresos de la ASHP.
Pero también tiene sus ventajas, siendo la principal que este entorno incierto nos obliga a mantenernos alerta, y a estar preparados para cualquier cosa que se presente. Así, es habitual pensar en el futuro, anticipándonos a los cambios y problemas antes de que surjan, y tomando medidas proactivas para asegurarnos de que somos capaces de manejarlos cuando aparezcan.
Otra ventaja es que nos permite desarrollar habilidades como la resolución de problemas, el pensamiento crítico, la adaptabilidad, la resiliencia, la comunicación y la colaboración, todas ellas habilidades clave para cualquier farmacéutica o farmacéutico de hospital que quiera hacer crecer su carrera.
Si aprendemos a gestionar eficazmente la incertidumbre, podremos confiar más en nuestras capacidades como profesionales sanitarios, y estar mejor preparados para cualquier reto que se presente en el futuro.
La incertidumbre es inherente en nuestro trabajo, y en nuestra vida. Aprendamos a convivir con ella de la mejor manera posible, ya que, en definitiva, es una habilidad más a manejar.
Y tú, ¿cómo te manejas en el mundo de la incertidumbre?
Faltan 192 días.
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Trabajar en farmacia hospitalaria inevitablemente conlleva trabajar en un entorno de incertidumbre, por la evolución del conocimiento, por el desarrollo tecnológico y por los cambios normativos, entre otros motivos.
Solemos ver el lado negativo de la incertidumbre. Y es que, no en vano, tanta incertidumbre suele llevar pareja sentimientos de ansiedad o estrés por no saber qué retos pueden surgir, o cuál es la mejor forma de resolverlos cuando se presenten. Además, también provoca falta de concentración en tareas o proyectos importantes, lo que puede llevar a incumplir plazos u otros problemas. Aunque aquí hablemos poco de él, el burn-out, que es una de sus consecuencias, es algo en lo que se incide mucho en los congresos de la ASHP.
Pero también tiene sus ventajas, siendo la principal que este entorno incierto nos obliga a mantenernos alerta, y a estar preparados para cualquier cosa que se presente. Así, es habitual pensar en el futuro, anticipándonos a los cambios y problemas antes de que surjan, y tomando medidas proactivas para asegurarnos de que somos capaces de manejarlos cuando aparezcan.
Otra ventaja es que nos permite desarrollar habilidades como la resolución de problemas, el pensamiento crítico, la adaptabilidad, la resiliencia, la comunicación y la colaboración, todas ellas habilidades clave para cualquier farmacéutica o farmacéutico de hospital que quiera hacer crecer su carrera.
Si aprendemos a gestionar eficazmente la incertidumbre, podremos confiar más en nuestras capacidades como profesionales sanitarios, y estar mejor preparados para cualquier reto que se presente en el futuro.
La incertidumbre es inherente en nuestro trabajo, y en nuestra vida. Aprendamos a convivir con ella de la mejor manera posible, ya que, en definitiva, es una habilidad más a manejar.
Y tú, ¿cómo te manejas en el mundo de la incertidumbre?
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