En la productividad personal existe el concepto de inbox o bandeja de entrada, que son los espacios digitales o físicos, que definimos para recepcionar cualquier cosa que llega a nuestra vida, ya sea un correo electrónico, una revista en papel, una idea, una petición de un jefe, un WhatsApp de un amigo, o lo que sea.
Con su existencia, y con el compromiso permanente en el tiempo de revisión planificada de los mismos, nos aseguramos de que nada se nos escapa de forma inadvertida.
En estas revisiones planificadas, procesamos TODOS los elementos que contienen las diferentes bandejas de entrada, tomando una decisión de actuación sobre cada uno de ellos, ya sea eliminarlos, archivarlos, ejecutarlos, incorporarlos a nuestra agenda, convertirlos en un proyecto, etc.
Es justo en este contexto de procesar los elementos, cuando cobra importancia el principio al que denomino «touch it once».
Consiste en que cuando proceses un elemento, tomes una decisión, la que sea, pero que no vuelva ese elemento a la bandeja de entrada. El elemento debe entrar en tu sistema de productividad al procesarse, para evitar así darle y darle vueltas, lo cual es altamente improductivo.
Es verdad que, a veces, hay elementos que dudas mucho sobre qué hacer con ellos, porque no lo tienes nada claro, o porque te falta información. Te recomiendo que en estos casos crees un proyecto que incluya la recogida de la información necesaria y/o las tareas de pensar al respecto del tema, hasta darle una solución. Pero insisto, no puede volver al inbox.
Y tú, ¿practicas el «touch it once» o das vueltas y vueltas a las mismas cosas?
Faltan 208 días.
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En la productividad personal existe el concepto de inbox o bandeja de entrada, que son los espacios digitales o físicos, que definimos para recepcionar cualquier cosa que llega a nuestra vida, ya sea un correo electrónico, una revista en papel, una idea, una petición de un jefe, un WhatsApp de un amigo, o lo que sea.
Con su existencia, y con el compromiso permanente en el tiempo de revisión planificada de los mismos, nos aseguramos de que nada se nos escapa de forma inadvertida.
En estas revisiones planificadas, procesamos TODOS los elementos que contienen las diferentes bandejas de entrada, tomando una decisión de actuación sobre cada uno de ellos, ya sea eliminarlos, archivarlos, ejecutarlos, incorporarlos a nuestra agenda, convertirlos en un proyecto, etc.
Es justo en este contexto de procesar los elementos, cuando cobra importancia el principio al que denomino «touch it once».
Consiste en que cuando proceses un elemento, tomes una decisión, la que sea, pero que no vuelva ese elemento a la bandeja de entrada. El elemento debe entrar en tu sistema de productividad al procesarse, para evitar así darle y darle vueltas, lo cual es altamente improductivo.
Es verdad que, a veces, hay elementos que dudas mucho sobre qué hacer con ellos, porque no lo tienes nada claro, o porque te falta información. Te recomiendo que en estos casos crees un proyecto que incluya la recogida de la información necesaria y/o las tareas de pensar al respecto del tema, hasta darle una solución. Pero insisto, no puede volver al inbox.
Y tú, ¿practicas el «touch it once» o das vueltas y vueltas a las mismas cosas?
Faltan 208 días.