Cuando al fin la temperatura exterior parecía mostrar coherencia con el calendario laboral, mi ser ardía emocionado. Hoy tenía que ser el día.

«Lo que mal empieza, mal acaba», dice el refrán, y esta aventura no podía empezar mal. Activé el WhatsApp y le dejé un audio honesto, claro, de cara, y como a mí me suele nacer, buscando el win-win. Y luego, hablamos.

Dar un paso a un lado y buscar el bien común, nunca es fácil. Requiere valentía y sobre todo, mucha generosidad. Gracias, de corazón.

Y ahora sí, vía libre. No costó mucho dar vida al anuncio. POR QUÉ, CÓMO y QUÉ. La sencilla fórmula de la comunicación, pero que tan poco se usa, probablemente por la orfandad general de porqués que sufrimos en estos tiempos.

Solo faltaba el refuerzo emocional. Uno que empezara a poner en valor la determinación y la fuerza interior forjada tras años de diáspora existencial. Uno de los muchos determinantes de porqué esta vez va a ser que sí.

El resto fue fácil. Hootsuite, programación a las 13:00h, y a esperar.

3, 2, 1…BOOM.

Que empiece el baile.

Faltan 308 días.