Si te pasa lo mismo que a mí, el inicio de un año es un momento óptimo para abrazar nuevos propósitos de cara al año entrante. Propósitos que me lleven a un futuro mejor, y que, a su vez, sean desafiantes y atractivos.
Este año, por muy diversos motivos, y aunque no es el único propósito, sí tenía claro uno de los principales. Este año, he decidido adoptar un compromiso que, creo, transformará no solo mi esfera profesional, sino también la forma en que interactúo con el mundo: integrar la inteligencia artificial (IA) en todos los aspectos de mi trabajo y rutinas diarias.
Esta decisión de incorporar la IA no surge de un capricho, sino de una convicción profunda. Y es que, con la IA, quedarse atrás no es una opción. La IA representa no solo una herramienta, sino un compañero esencial en el camino hacia una mayor eficiencia, creatividad y éxito.
Algún día llegará mi propio Jarvis, ese asistente inteligente con el que sueño, que no solo dará vida y soporte a mi cerebro digital, sino que también administrará mi agenda y mis correos electrónicos, y que me ofrecerá opciones basadas en datos, que me ayudarán a tomar decisiones más informadas y estratégicas. Pero mientras tanto, creo que son muchas las opciones ya disponibles.
Opciones que pueden hacer mejorar mi eficiencia y la gestión de mi tiempo, lo que aumentará el espacio dedicado a mi familia, a mi creatividad, y a mi espíritu de innovación.
Además, es un propósito muy motivador. Significa descubrir, probar, acertar y errar. En definitiva, toda una delicia existencial.
2024, para mí, será el año de vivir audazmente en el borde de la innovación humana y tecnológica.
Y a ti, ¿te gusta este compromiso para 2024?
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Si te pasa lo mismo que a mí, el inicio de un año es un momento óptimo para abrazar nuevos propósitos de cara al año entrante. Propósitos que me lleven a un futuro mejor, y que, a su vez, sean desafiantes y atractivos.
Este año, por muy diversos motivos, y aunque no es el único propósito, sí tenía claro uno de los principales. Este año, he decidido adoptar un compromiso que, creo, transformará no solo mi esfera profesional, sino también la forma en que interactúo con el mundo: integrar la inteligencia artificial (IA) en todos los aspectos de mi trabajo y rutinas diarias.
Esta decisión de incorporar la IA no surge de un capricho, sino de una convicción profunda. Y es que, con la IA, quedarse atrás no es una opción. La IA representa no solo una herramienta, sino un compañero esencial en el camino hacia una mayor eficiencia, creatividad y éxito.
Algún día llegará mi propio Jarvis, ese asistente inteligente con el que sueño, que no solo dará vida y soporte a mi cerebro digital, sino que también administrará mi agenda y mis correos electrónicos, y que me ofrecerá opciones basadas en datos, que me ayudarán a tomar decisiones más informadas y estratégicas. Pero mientras tanto, creo que son muchas las opciones ya disponibles.
Opciones que pueden hacer mejorar mi eficiencia y la gestión de mi tiempo, lo que aumentará el espacio dedicado a mi familia, a mi creatividad, y a mi espíritu de innovación.
Además, es un propósito muy motivador. Significa descubrir, probar, acertar y errar. En definitiva, toda una delicia existencial.
2024, para mí, será el año de vivir audazmente en el borde de la innovación humana y tecnológica.
Y a ti, ¿te gusta este compromiso para 2024?