Siguiendo con el isomorfismo de la paella que empezamos ayer, que mira que da juego, se necesita una buena técnica, con un orden de trabajo y unos tiempos concretos. En Farmacia Hospitalaria sabemos mucho de esto, porque también existe un isomorfismo entre hacer una paella y elaborar una fórmula magistral o una mezcla intravenosa de cualquier tipo, incluidas las de terapias avanzadas.

Y aunque hay ingredientes que puedes poner en un momento u otro, en una buena paella necesitas hacer la carne lo primero, a fuego muy lento, sin prisa, para que suelte todo su sabor al conjunto, y se haga bien. Este va a ser el sabor fundamental, la base sobre la que girará todo lo demás. En una SSCC, la carne son sus socios. Una SSCC debe cuidar, mimar, e incluso adorar a sus socios, porque son la base de todo, absolutamente de todo. No deja de sorprenderme como SSCC que no dejan de hablar de humanización de la atención sanitaria, que comparto plenamente, luego se olvidan de sus socios. Pero esto da mucho juego, y ya lo trataremos.

Y aunque que parezca que tras ejecutar la técnica correcta ya tenemos cocinada y terminada nuestra paella, falta el factor diferencial, el punto de maestría. Falta el reposo final. Para mí es tan importante, que creo que es lo que marca la diferencia entre una paella del montón y una experiencia gastronómica superior. En mi casa no sale una paella a la mesa que no lleve reposando tapada con trapos un mínimo de veinte y cinco minutos, aunque siempre peleo con las fieras hambrientas para que sean treinta o cuarenta. La diferencia es extraordinaria. De verdad, cuando te saquen a la mesa una paella humeante o aún con restos de hervor, desconfia, no saben lo que hacen, aunque siempre lo puedes intentar arreglar tú, esperando a hincarle el diente.

Para mí, en una SSCC, el equivalente a este reposo final de la paella es la emoción. Si cuando gestionas una SSCC no consigues emocionar a tus socios, hacerlos sentir que son más de lo que ellos mismos creen que son, que son fundamentales, que su trabajo tiene sentido y trascendencia, y que forman parte de algo más grande que ellos mismos (su SSCC), por mucha técnica y conocimiento que tengas, solo tendrás una SSCC del montón. Esto, sin duda, es lo más difícil de todo (no tanto en una paella) y lo que muchos dirigentes de SSCC desconocen, y así va todo.

¿Tu SSCC te emociona?

Por cierto, que, de verdad, la paella de ayer fue ESPECTACULAR.

Faltan 305 días.

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Siguiendo con el isomorfismo de la paella que empezamos ayer, que mira que da juego, se necesita una buena técnica, con un orden de trabajo y unos tiempos concretos. En Farmacia Hospitalaria sabemos mucho de esto, porque también existe un isomorfismo entre hacer una paella y elaborar una fórmula magistral o una mezcla intravenosa de cualquier tipo, incluidas las de terapias avanzadas.

Y aunque hay ingredientes que puedes poner en un momento u otro, en una buena paella necesitas hacer la carne lo primero, a fuego muy lento, sin prisa, para que suelte todo su sabor al conjunto, y se haga bien. Este va a ser el sabor fundamental, la base sobre la que girará todo lo demás. En una SSCC, la carne son sus socios. Una SSCC debe cuidar, mimar, e incluso adorar a sus socios, porque son la base de todo, absolutamente de todo. No deja de sorprenderme como SSCC que no dejan de hablar de humanización de la atención sanitaria, que comparto plenamente, luego se olvidan de sus socios. Pero esto da mucho juego, y ya lo trataremos.

Y aunque que parezca que tras ejecutar la técnica correcta ya tenemos cocinada y terminada nuestra paella, falta el factor diferencial, el punto de maestría. Falta el reposo final. Para mí es tan importante, que creo que es lo que marca la diferencia entre una paella del montón y una experiencia gastronómica superior. En mi casa no sale una paella a la mesa que no lleve reposando tapada con trapos un mínimo de veinte y cinco minutos, aunque siempre peleo con las fieras hambrientas para que sean treinta o cuarenta. La diferencia es extraordinaria. De verdad, cuando te saquen a la mesa una paella humeante o aún con restos de hervor, desconfia, no saben lo que hacen, aunque siempre lo puedes intentar arreglar tú, esperando a hincarle el diente.

Para mí, en una SSCC, el equivalente a este reposo final de la paella es la emoción. Si cuando gestionas una SSCC no consigues emocionar a tus socios, hacerlos sentir que son más de lo que ellos mismos creen que son, que son fundamentales, que su trabajo tiene sentido y trascendencia, y que forman parte de algo más grande que ellos mismos (su SSCC), por mucha técnica y conocimiento que tengas, solo tendrás una SSCC del montón. Esto, sin duda, es lo más difícil de todo (no tanto en una paella) y lo que muchos dirigentes de SSCC desconocen, y así va todo.

¿Tu SSCC te emociona?

Por cierto, que, de verdad, la paella de ayer fue ESPECTACULAR.

Faltan 305 días.

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